23 de mayo de 2010

II.- Cuentística


Además de escribir novelas, Emilia escribió más de 500 cuentos, los cuales están recogidos en Cuentos y novelas de la Tierra.

El encaje roto es uno de sus cuentos más reconocidos, fue uno de los primeros textos modernos feministas de España. De temperamento curioso, doña emilia fue también una mujer independiente, tanto economicamente como intelectualmente, era considerada una mujer excepcional en la España de su época. En nuestros días se le reconoce como introductora del feminismo actual y por su gran producción crítica y literaria.

También escribió un libro sobre cocina, La antigua cocina española.

Pero pese a tener muchísima personalidad, unos grandes ideales y una gran obra, Emilia es conocida entre los alumnos, por su gran obra Los Pazos de Ulloa.

A continuación vamos a hablar de algunas de sus obras más imporantes y significativas para nuestro trabajo, vamos a explicarlas mediante un pequeño trozo de cada cuento y luego lo explicaremos conforme más nos convenga para explicar nuestro tema.

2.1.- El indulto

Emilia Pardo Bazán en sus obras no solo retrata el carácter independiente y enérgico de las mujeres gallegas, sino que también nos muestra la situación que sufren las mujeres maltratadas. El ejemplo de esto no lo muestra en uno de sus cuentos más famosos El indulto que nos cuenta la historia de Antonia, una humilde asistenta que vive dominada por el terror a que regrese su marido, el cual está en prisión por el asesinato de la madre de Antonia. El temor a llegue el indulto de su marido la persigue y la llena de preocupación y miedo. A Antonia se le muestra como una mujer maltratada que se alegra al conocer la noticia de la falsa muerte de su marido. Y que cuando se da cuenta de que su marido ha vuelto termina muriéndose de "muerte natural", es decir, muere de temor y de preocupación. Emilia nos deja ver el delirante estado de esta y nos muestra un retrato, de situaciones que aún en día suceden.

La hipocresía de la muerte natural no se asustaba; pero la espantaba solamente que volvía su marido.



¡Muerto el criminal, en víspera del indulto, antes de cumplir el plazo de su castigo! Antonia, la asistenta alzó la cabeza y por primera vez se tiñeron sus mejillas de un sano color y se abrió la fuente de sus lágrimas. Lloraba de gozo, y nadie de los que la miraban se escandalizó. Ella era la indultada; y su alegría, justa. Las lágrimas se agolpaban a sus lagrimales, dilatándole el corazón, porque desde el crimen se había quedado cortada, es decir, sin llanto. Ahora respiraba anchamente, libre de su pesadilla. (Pardo Bazán, 1996: 58-59).
Y el niño fue quien, gritando desesperadamente llamó al amanecer a las vecinas que encontraron a Antonia en la cama, extendida, como muerta. El médico vino aprisa, y declaró que vivía y la sangró y no logró sacarle gota de sangre. Falleció a las veinticuatro horas, de muerte natural y no tenía lesión alguna. El niño aseguraba que el hombre que había pasado allí la noche la llamó muchas veces al levantarse, y viendo que no respondía echó a correr como un loco.


—¡Qué leyes, divino Señor de los cielos! ¡Así los bribones que las hacen las aguantaran! —clamaba indignado el coro— ¿Y no habrá algún remedio mujer, no habrá algún remedio?
—Dicen que nos podemos separar... después de una cosa que llaman
divorcio.
— ¿Y qué es divorcio, mujer?
—Un pleito muy largo.
Todas dejaron caer los brazos con desaliento; los pleitos no acaban
nunca, y peor aún si se acaban, porque los pierde siempre el inocente
y el pobre.
—Y para eso —añadió la asistenta— tenía yo que probar que mi marido me daba maltrato.
— ¡Aquí de Dios! ¿Pues aquel tigre no le había matado a la madre?
— ¿Eso no era maltrato?
—Pero como nadie la oyó... Dice el abogado que se quieren
pruebas claras...



En este cuento también nos habla de las inquietudes feministas de Emilia, y dentro de ella nos muestra las ideas más progesistas, al mostrar la mísera situación de la mujer. En este relato se deja bien claro el terror al maltrato físico que acaba con la muerte de Antonia. Emilia también nos deja al descubierto la injusticia con la mujer, y la justicia con el hombre, quien puede atemorizar a la mujer sin que sea castigado de ninguna forma.


También, destacamos la solidaridad entre las mismas mujeres, ya que se muestra como un síntoma de esperanza, en el que la condesa nos muestra que sólo así, mediante la solidaridad de sus compañeras, se puede vencer al agresor. Otro aspecto a indicar es la apreciación de las muestras de los errores de la justicia, que en este caso no favorecen a la víctima.


Otra cosa que cabe destacar esque muchos de los temas de sus relatos breves los podemos apreciar en la actualidad y nos muestran la preocupación que ya en esa época sentía Emilia por el destino de las mujeres. Tambien sabemos que el caso de Antonia fue verídico, y que la condesa lo ha utilizado como instrumento y ejemplo para la defensa de los derecho de las mujeres. De hecho, las palabras de Emilia son muy explicativas. La siguiente cita, la encontramos en una cita que escribió la condesa de Narcís Oller, en julio de 1886.



"La situación exactamente como la pinto se da en La Coruña. Pocas cosas he escrito con menos tranquilidad y aquel reposo que requiere el arte. La consideración de tan atroz suceso me tenía acongojada.



2.2.- El silencio


La insuficiencia de las leyes para proteger a la víctima es también el tema de El silencio, es otra de las grandes obras de la condesa, donde un hombre celoso mata a su mujer y la entierra, fugándose de la justicia gracias a la emigración a otro lugar.

2.3.- El vampiro

Por otra parte, El vampiro, narra la historia de un indiano, es decir, un emigrante español que fue a buscar fortuna a las Indias, que se casa con una mujer joven. Y al cabo de un tiempo la mucha enferma y muere, y el rejuvenece.
2.4.- El encaje roto

El encaje roto, es una obra en la que la protagonista rechaza a su novio en el altar. Emilia critica aquí la poca libertad que se le da a las mujeres a la hora de elegir marido, y expresa que van obligadas por eso admira a esta chica.



Ya sabe usted que mi boda con Bernardo de Meneses parecía reunir todas las garantías y condiciones de la felicidad. Además, confieso que mi novio me gustaba mucho, más que ningún hombre de los que conocía
y conozco, creo que estaba enamorada de él. Lo único que sentía era no poder estudiar su carácter: algunas personas le juzgaban violento; pero yo le veía siempre cortés, blando como un guante. Y recelaba que adoptase apariencias destinadas a engañarme y a encubrir una fiera y avinagrada condición. Maldecía yo mil veces la sujeción de la mujer soltera, para la cual es imposible seguir los pasos de su novio, ahondar en la realidad y obtener informes leales, sinceros hasta la crudeza, —los únicos que me tranquilizarían—.

2.5.- Pina

La cuentística de doña Emilia lleva a cabo dos tipos de feminismos que se mezclan: la mujer que se siente débil y la que se siente fuerte. El primer caso es el más frecuente en las obras de Emilia, y el segundo muestra un deseo, un modelo a seguir, perseguido y ansiado por la condesa y con el que probará suerte en algunos relatos largos.
Una de sus características más importantes es sus relatos femenistas es que escribe en la misma composición de los mismos: es decir, que existen cuentos en los que la voz del narrador es quien lo ocupa todo, se presenta como un hecho y la figura del narrador es la que opina sobre el tema, en estos relatos observamos que se transmite los pensamientos de todos los personajes y se da un veredicto final. En otros, en cambio, se presentan los hecho de la boca de algún personaje, incluido el protagonista, y permite que sea él quien de la versión de los hechos. En el primer caso observamos que se permite dar connotación de la ideas de la autora, mientras que en el segundo deja todo el juicio y decisión al lector.
Un ejemplo que se da del primer caso sería, Pina, que es uno de los cuentos en donde Emilia expone sus ideas acerca de la mujer y siempre desde el sentido crítico. El sentido crítico, lo vemos aparecer en los párragos en los que la condesa expresa con libertad sus ideas sobre la culpabilidad de la sociedad con respecto a la mujer. La obra acaba con un triste final, este final es la clara imagen de lo que el mundo patriarcal, es decir, el padre, consiente hacer a las mujeres.


2.6.- El cuento primitivo

Situamos este texto aquí, ya que en el la autora reescribe el mito biblíco de la Creación. Explica, el hecho de que Eva sea creada de una costilla de Adán hace connotar la facultad de que éste se sienta superior, y que la mujer pierde su propia esencia y se entrega totalmente al varón. Lo que más cabe destacar de este cuento, es el legado psicolófico que dejó, deja y dejará este mito en las mujeres, es decir, lo mucho que ha afectado a la mujer este mito, ya que esto les puede hacer pensar que son inferiores al hombre, y lo que aún es peor las ha privado de su propia libertad ya que se han sometido al mayor de los temores, sentirse inferior. De este relato, también destacamos la idea de que por culpa de la mujer, todos los seres humanos hemos sido condenados a vivir en la tierra y no en el paraíso, de aquí deducimos que la culpa se le hecha totalmente a la mujer, aunque no debería ser así, porque el hombre también comió de la manzana, y debería de recibir los dos el castigo por igual.

2.7.- La culpable

Para terminar con este apartado, vamos ha hablar de que volvemos ha percibir el sentimiento de culpa en La culpable. En este relato se narra la historia de una mujer que muere de pena y vergüenza. Debido a que las apariencias son llevadas hasta el punto más extremo y necesarias (especialmente para las familias más acomodadas) y la pobre Elisa, que es la protagonista, cometió un gran e imperdonable error, ya que se escapó con su marido antes de que este lo fuera, es decir, todo un éscandalo en aquella época. La familia de ésta se tomó muy mal el escándalo, tanto que para la madre de Elisa, era como si su hija hubiera muerto y el padre jamás volvió a pronunciar su nombre. Ante esta situación, Elisa se propone ser una mujer de bien, viviendo con su marido, hasta que cae enferma. Antes de morir Elisa se dirige a su esposo para pedirle perdón. Esta acción nos resulta curiosa y extraña ya que es ella la que pide perdón por algo que planeó él, sabiendo la oposición que pondría su familia. Este es un clarísimo ejemplo de la censura que hay por parte de la sociedad, que refleja el código que tiene que seguir la mujer para llegar a ser honrada y llevar un conducta que no se pueda malinterpretar.

Con los ojos vidriosos de lágrimas Elisa pidió que viniese Adolfo, y así que le vio a su cabecera, echándole los brazos al cuello murmuró a su oído: «Alma mía, mi bien, ya sé que no tengo derecho ninguno a pedirte que... no te vuelvas a casar... ¡pero al menos... mira en esta hora solemne... perdóname de veras aquello... y no me olvide así... tan pronto... tan pronto...! ».
Adolfo no contestó; no obstante, le pareció natural inclinarse y besarla... Y la culpable, dejando caer la cabeza sobre la almohada, ex piró contenta.





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